lunes, 1 de agosto de 2011

Odio y desesperación desde el abismo




Hablar de los guayaquileños Abismo Eterno es nombrar a toda una empresa odiante y melancólica que ha dejado su marca en todos los rincones de Ecuador donde su música y descarga en directo se ha logrado.
Ya a muchos sorprendió con su disco debut La última elegía del guardián (2001) y desde ahí ver en cartelera el nombre de la banda es tener la certeza de encontrarse con el dolor, el amor llevado a estados impulcros y todo ese masoquismo implícito que sugieren sus letras, además de la agresividad escénica y derroche de energía que la banda desde el principio ha mantenido.
Contactamos con su vocalista, Marco Martínez, quien nos informa acerca de el proceso de grabación de lo que será su segunda producción discográfica, de la temática de sus líricas, del porqué el silencio de la banda y además nos invita a conocer su casi secreto oficio literario en el campo narrativo.

P: Saludos Marco, es de conocimiento, no tan público sino más bien selectivo, el que la banda está grabando su segunda producción discográfica ¿Infórmanos al respecto?
R: Arrancamos hace un par de meses con esto de la grabación de las nuevas canciones, aunque no hemos avanzado mucho aún, únicamente las líneas de batería, bajo y guitarra de algunos tracks.

P: ¿Cuántos temas y sobre qué tópicos girarán los conceptos líricos?
R: Son ocho los temas que -ojalá- presentaremos en el nuevo trabajo. Las letras giran alrededor de cuestiones como la decepción, el miedo, la culpa. Podríamos tratar aspectos más optimistas, pero creo que necesitamos sublimar nuestras dolencias a través de la escritura. Claro que el verdadero dolor no llama al arte, llama al silencio; pero por otro lado pienso que todos nuestros problemas y tribulaciones, por vanos y egoístas que sean, son “nuestros problemas”, “nuestras tribulaciones” y en su momento trastocan con el ímpetu de un vendaval nuestro comportamiento y raciocinio.






P: ¿Cuántas son las personas involucradas en la composición de las letras en la banda?
R: Álvaro y yo somos los que creamos las letras de las canciones de Abismo Eterno. La mayoría de las líricas son en español, aunque hay canciones y fragmentos de canciones que están en inglés. No hay una razón específica para componer en dos idiomas, sino que simplemente Álvaro suele escribir también en inglés cuando estima que de esa manera la vocalización sonará mejor.

P: ¿Y en cuanto a la composición musical es una creación colectiva o recae sobre alguien específico?
R: Por lo general, Álvaro es quien crea la idea de una guitarra y nos la presenta al resto en los ensayos. En ocasiones se trata de una idea muy vaga y que consiste tan sólo en unos riffs y melodías. Luego cada uno va haciendo sus contribuciones al tema y entre todos pensamos en los detalles y retoques finales. También hay dos canciones nuevas cuya idea principal fue creada por Roberto Franco, el anterior guitarrista.


P: ¿Qué título llevará esta producción musical?
R: “Patéticas formas de culpa y evasión” es el título que hasta ahora tenemos pensado.


P: Cambiando de tema, pocas son las personas que conocen tu faceta como escritor, tengo la exclusiva de haber leído tu libro inédito de relatos, pero ¿a qué se debe que aún Patéticas formas de evasión (como se titula el libro) no se haya publicado?
R: Recién lo concluí hace tres meses (aunque siempre que lo releo le ando haciendo pequeñas modificaciones y correcciones) y hasta ahora se lo he dado a leer a muy pocas personas. Quisiera que surja la oportunidad de editarlo, pero hay que ver qué pasa. Como se llama “Patéticas formas de evasión”, decidimos nombrar al disco de manera similar.

Tenemos la idea de sacar el disco junto con el libro, en una caja especial, pero eso está por verse.

P: Desde mi lectura tu narrativa sugiere una línea desgarradora, que descubre sin contemplaciones los rincones más oscuros y terroríficos de Guayaquil ¿por qué esa recurrencia por lo marginal?
R: Te responderé utilizando una frase de uno de los personajes de “Patéticas formas de evasión”: ¿Dijeron porquería? Yo quiero eso.









P: Como sabes se incluye en este número tu relato titulado Safari, que es parte del libro inédito Patéticas formas de evasión ¿a partir de qué ficción o experiencia nació este texto?
R: Guayaquil después de medianoche siempre ha sido un lugar enfermizamente atrayente. Todos tenemos necesidades y deseos que quizás nos avergonzaríamos de poner en evidencia, pero las personas no podemos dominar lo que sentimos. Podemos controlar nuestras acciones (y ni siquiera eso a veces); pero lo que sentimos, lo sentimos y punto. Este relato es una ficción, pero no dudo de que haya alguien que haya vivido una experiencia similar a la que se explica en el relato.

P: ¿Qué ha dicho la crítica especializada de Ecuador al respecto de tu libro o por lo menos a quienes has tenido el honor de dárselos a leer?
R: A las cuatro personas que les he hecho leer mis escritos (y tú, Alexis, eres la persona número cuatro) les ha gustado. Bueno, al menos eso me han dicho. También le hice llegar el borrador del libro a Xavier Oquendo, Jorge Dávila y Luis Carlos Mussó, personas que se mueven dentro del mundillo literario, pero hasta ahora no me han hecho llegar sus opiniones. Espero que su silencio no signifique que lo que escribí es tan malo que ni siquiera merezca un comentario.

P: ¿Cuán importante es el de poseer lecturas (y si son de excelentes y enriquecedores autores mejor) al momento de escribir las letras para una banda, sobre todo para Abismo Eterno que intenta explorar el lado más arcano de la naturaleza del hombre como son sus sentimientos?
R: Mucho muy importante. Todo influye al momento de escribir: libros, películas, otras bandas, lo que sueño, lo que converso con mis amigos, lo que escucho por la calle, todo.

P: En la parte final ¿cuál ha sido el mayor terror o desesperación que se haya materializado en alguna de las líricas o relatos hasta ahora escritos por ti?
R: Estar enclaustrado tres semanas en un calabozo por posesión de sustancias ilegales.

*entrevista extraída del zine Marfuz # 8, de 2007.

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