domingo, 7 de agosto de 2011

Factory: la tragedia resonante



Es lamentable, como ya se ha manifestado por internet y los medios de comunicación metaleros y no, lo acontecido el sábado 19 de abril en la Sala de eventos Factory, en Quito, cuando con motivo del lanzamiento oficial del Cd compilatorio Ecuador Gótico, y el concierto con exponentes de este género, ocurrió un incendio atroz que cobró la vida de más de quince metaleros, entre ellos cinco integrantes de la banda capitalina Zelestial.
Tras este funesto hecho se han generado acontecimientos para tomar en cuenta y que analizaremos posteriormente: 1) la solidaridad metalera a nivel nacional, porque las muestras de afecto y condolencia para las familias de los difuntos y quemados en este concierto, no se hicieron esperar, el internet es la muestra palpable, allí decenas de mails llegaron a una considerable población metalera. 2) se ha logrado tomar más en cuenta a los rockeros y metaleros, a partir de esta tragedia. 3) una vez más se demostró que los medios de comunicación (televisivos, radiales y escritos) no tienen escrúpulos para explotar cualquier clase de desgracia, en este caso un incendio que incluía un espectáculo metalero. 4) el prejuicio nuevamente encontró un espacio para atacar, tras este nefasto incidente, a la cultura rockera metalera de Ecuador, encasillando como merecida esta adversidad que para ellos (quienes desconocen la cultura metalera y sobre todo gótica) resultó un acto satanista con tintes de suicidio colectivo. Y 5) el tema de la organización de conciertos y la seguridad que debe establecerse para que no vuelvan a ocurrir nuevos incendios y se den otras muertes.

El hecho nefasto
La primera versión corresponde al editor de La Gazeta del rock, Adrian Martínez, un cuencano que viajó hasta Quito para apreciar este segundo acontecimiento nacional para la cultura gótica. Leamos lo que él vio: “Eran las 13h00 y daba por iniciado el II Encuentro Gótico Ultratumba 2008, con la banda Hempirika interpretando temas propios y covers de Alter Forever, Nigthwish, con el público poco a poco entrando. Posteriormente hasta que se alisten Lamento, se proyectó el video documental de la música gótica en Ecuador con entrevistas en su totalidad de Quito.
Ya una vez listos subieron al escenario los ambateños que formaban parte de los grupos Cry y Mutilated Christh y un repertorio de la vieja escuela doom metal. De allí siguió Amguelis. Todas las bandas recibían una estatuilla y su Cd. Continuando con la presentación de los grupos…Y es allí cuando prenden juegos pirotécnicos, cuando la banda Vendimia estaba tocando y una bengala toca el techo, lanzada por “Leztard”, integrante del grupo, esto como a las 16h30, lo que originó el incendio. Al principio todos se imaginaban que era parte del show, el humo cubrió el techo y nadie se alertó pero las llamas alcanzaron rápidamente el material que era de combustión rápida y todo el local se prendió y comenzó el tumulto de todos por salir, una puerta de salida estaba cerrada para evitar antes el ingreso por allí, todos en la desesperación buscaban la salida rompiendo las paredes, vidrios y en la aglomeración algunos que aún seguían adentro se asfixiaron, se quemaban vivos y 15 hermanos de sangre por el metal, once varones y dos mujeres (cinco eran integrantes de Zelestial: Paola Flaicher (coordinadora), Pablo Bernal (guitarrista), Mauricio Machado (vocalista), Claudia Noboa (vocalista) y Andrés Rivadeneira (bajista), no corrieron con tal suerte de salir y perecieron en el interior quemándose totalmente, junto con el local que quedó en ladrillos y hierros. Mientras llegaban las ambulancias, policías socorrían a los que se encontraban afuera y todo el barrio se aglomeraba a ver lo sucedido. Siendo llevados también más de una docena a distintas casas de salud con quemaduras graves.”
Esto en sí es lo que ocurrió en Quito el sábado 19 de abril. Después de este atroz acontecimiento la noticia ocuparía grandes espacios en la televisión y en los diarios más de Ecuador. Desatando un rechazo de los comunicadores rock metaleros de Ecuador, así como los pertenecientes a esta cultura que supieron reconocer la explotación sin vergüenza que lograron con este siniestro.

La explotación de los medios informativos
Ecuavisa fue uno de los primeros medios televisivos en informar a la comunidad ecuatoriana de este flagelo. Se conoció el mismo sábado por la noche de la tragedia ocurrida en la tarde, las imágenes dijeron más de lo que los despistados periodistas conocían acerca de los miembros pertenecientes a esta cultura y sobre las bandas que participaban.
Posteriormente otros medios se sumaron a repartirse la noticia, logrando explotar todo cuanto estuviese a su alcance para satisfacer a una ávida teleaudiencia que necesitaba no solo saber que un grupo de rockeros yacían calcinados, si no todos aquellos porqué que causaron tal incidente. Medios informativos como el de TC (con su tan característica manera de exagerar las cosas) no tardaron en vincular subjetivamente este incendio como algo que solo podría pasarle a los rockeros y su adoración a la muerte.
El prejuicio comienza a aflorar una vez más para tomar de excusa este incidente y atacar frontalmente a la comunidad rockera y metalera de Ecuador. Sabemos, por medio del escritor y blogger guayaquileño, Eduardo Varas, que el domingo en la noche se da un caso de esta clase, conozcamos lo que difunde el día lunes en su blog: “Otros deciden culparlos a ellos por sus gustos y por lo que los mueve. Fernando Elhers, del programa La Televisión (el mérito de ser el hijo del creador del programa queda una vez más manifiesto) decide dar un comentario en el programa de ayer y pone al aire parte del texto que se incluía en el “flyer” o “volante” con el que se promocionaba el concierto. Conceptos de muerte y oscuridad que son parte del planteamiento de ese grupo de personas que disfrutan de esa estética y postura. Elhers lo dice como si no dijera nada: Palabras de muerte arrastran muerte (…) Palabras de amor atraen amor.” Y son esta clase de comentarios a la ligera que logran desatar más el prejuicio de quienes ignoran a la cultura rock metalera y les es indiferente o atemorizante conocer sobre la naciente subcultura gótica, que carece de todo cuanto se le ha imputado: satanismo, vandalismo y sobre todo una búsqueda de la muerte.
Pero no solo los medios televisivos lograron aprovechar esta desgracia, sino también los medios impresos. Extra, de Guayaquil, con su toque sensacionalista publicó las fotos de los cuerpos calcinados de dos de los integrantes de Zelestial, con un llamativo título, las protestas no se hicieron esperar, así la representante de Alma Verde manifestó en un comunicado que: “Nos declaramos inconformes con la forma fría y morbosa en la que ha dirigido la información el diario Extra, no solo con este tema sino con muchos otros que han generado dolor en muchas de las familias ecuatorianas en el transcurso del tiempo”. Otros comentarios en contra de este y otros medios impresos no faltaron.
Y es a partir de este incidente que los editorialistas de los muchos diarios ecuatorianos se volvieron analistas de la cultura rock metalera de Ecuador (como se supondrá dando opiniones a partir de su escuetos conocimientos al respecto del tema). La misma representante de Alma Verde trae a colación lo que sustenta un editorialista al decir que los rockeros necesitan orientación. ¿Pero es que acaso los rockeros son individuos que no encajan en la amoldada sociedad de borregos? ¿qué se pretende al asociar a los rockeros con desadaptados y vándalos? Estamos conscientes que dentro de los distintos movimientos de las ciudades de Ecuador los rockeros (los que recién empiezan a integrarse, o los que aún no han madurado totalmente y comprendido el ideal de fondo de esta cultura) suelen cometer alguno que otro acto fuera de la Ley y el Orden, nadie niega que no exista alcoholismo y drogadicción, como bien podría existir en movimientos que aprecien la música tropical o clásica, no se trata de un problema necesariamente perteneciente solo a los rockeros.
Sin embargo quienes pertenecen a medios de comunicación rock metaleros, tratan de sacar a flote lo que se pretende del rock: aceptación más que tolerancia, demostrar a base de trabajo intelectual que los rockeros y metaleros no son lo que por años se ha venido repitiendo, sino todo lo contrario: una cultura cada vez en crecimiento tanto de adeptos como de oportunidades ganadas en un país por tradición conservador.






¿Una tragedia posible de evitar?
Pudo haberse evitado este incendio, eso nadie lo niega, pero la verdad es que no ocurrió tal cosa. Y es a partir de este incidente que se trata un tema de verdadera preocupación para los organizadores de conciertos a nivel nacional: la debida y exigida organización que cuente con todos aquellos requisitos que la seguridad solicita. Pero seamos francos: antes de que ocurriese esta desgracia los conciertos en lugares cerrados (en una gran proporción en distintas ciudades del país) se hacían -y lo más seguro es que continúen haciéndose- con las mismas necesidades que se descubrieron en Factory.
Muchos de los organizadores de conciertos rockeros prefieren hacerlos subterráneos, en salas más o menos acondicionadas para albergar a cien o hasta doscientos espectadores, no buscan los permisos legales porque es un trámite donde la burocracia deja ver su poder, y sobre todo porque siempre habrán interminables y absurdos peros para que se evite un concierto de rock (el prejuicio en su mejor forma).
Pero volviendo al tema de lo ocurrido exclusivamente el sábado 19 de abril del 2008, nos encontramos con problemas que se difundieron rápidamente (nuevamente la cacería de brujas, de los medios de comunicación, ocupaba su lugar), todo con el propósito de encontrar culpables a este incendio. Como lo afirmaba (por haber sido testigo) Adrian Martínez, de la Gazeta del rock, es el tal “Leztard”, integrante de la banda Vendimia, quien irresponsablemente lanza una bengala que se estrella con el techo del local y… el resto ya es historia. Entonces se habla de falta de permisos de funcionamiento -que luego en los mismos medios que riegan la noticia la desmienten-, en que no había salida de escape, ausencia de seguridad que hubiese logrado salvar a quienes perdieron la vida, etc.
En comunicado a nivel nacional, Diabluma (Organización Político-Cultural), se refiere al tema de la siguiente manera: “(…) las culturas urbanas nos vemos permanentemente privados de apoyo y espacios para desarrollar nuestros eventos, lo cual nos motiva a aceptar cualquier tipo de condiciones para poder expresar nuestras culturas. Es así, como la Policía Nacional, Defensa Civil, Cruz Roja y Bomberos, organismos encargados de la seguridad, nos plantean inalcanzables costos para realizar hasta el más pequeño evento, lo cual obliga a tener altos precios en las entradas y agudiza el fenómeno de elitización de la cultura, del cual somos víctimas todos los ecuatorianos. Esta problemática se ve agudizada por los altos impuestos cobrados por Municipios, SAYCE y FENARPRE, que conjugados con los anteriores motivan a los organizadores de conciertos a no reportar sus eventos a las autoridades pertinentes.”
De forma casi similar la escritora lojana Paulina Soto, comenta que: “El atroz incendio que se llevó la vida de nuestros hermanos rockeros, sucedió debido a una mezcla simple: estupidez y avaricia. Los estatutos que regulan el funcionamiento, no solo de discotecas, sino de todo tipo de negocios, son confusas y se contradicen entre sí; de una forma tal, que resulta un verdadero rompecabezas. Su objetivo principal es ahogarnos con impuestos y permisos, en lugar de servir a la comunidad. Basta observar su número: se necesitan 13 papeles diferentes para echar a andar un negocio, en contraste con los 3 que se necesitan en otros países.
Esas leyes no han servido siquiera para crear una conciencia en materia de seguridad. En el Ecuador no se gasta en elementos básicos como escaleras de incendios o puertas de emergencia, sino en TV cable y acabados de primera. Y a toda esta corrupción se une un viejo pecado de la humanidad: el odio a las minorías. Aparte de lo difícil que es batallar con el papeleo burocrático, encima los rockeros tenemos que soportar que se asocie nuestro gusto musical con todos los vicios de la humanidad, cuando es un absurdo hasta para el ser más irracional, que la música tenga como requisito drogarse o cometer vandalismos. Para hacer esas cosas no es necesario escuchar música de rock. Se lo puede hacer en silencio.”
Soto ha dado en el clavo, porque es precisamente esa falta de facilidades que se brindan a los roqueros parte de la problemática de fondo en todo este asunto, pero también lo es aquella “avaricia” a la que se refiere la lojana, porque claramente se descubre que por ahorrar gastos de aparente no necesidad como escaleras contra incendios o extintores, se complica la situación, obteniendo resultados lamentables como el que tratamos. Sí, los permisos son necesarios, se necesita el evalúo de autoridades que conozcan el tipo de propensión a la que se exponen ciertos establecimientos, como el caso de Old Factory, pero ¿cuántos otros establecimientos no se encuentran en las mismas y hasta peores condiciones que el citado y ahora desaparecido Factory? ¿qué planes de prevención llevan actualmente el Cuerpo de bomberos de las distintas ciudades del país?

Protesta en contra de la marcha
Un día antes de que se iniciara la marcha programada a favor de las víctimas acaecidas en este incendio, se difundió en el internet un comentario anónimo que alertaba a medios y metaleros en general que la misma era toda una farsa a conveniencia de un grupo de metaleros quiteños, específicamente de la organización conocida Al sur del cielo. Pero no solo estaba este hecho, si no que se manifestaba lo que pretendían lograr quienes promovían esta marcha (más control para los dos grandes actividades rockeras anuales en Ecuador -pero sobre todo en Quito- como son La semana del rock y El concierto del 31 de diciembre en la Cancha acústica de la Villaflora).
El anónimo (un músico gótico, delataba) conocía de cerca los problemas a los que se refería, denunciando nepotismo dentro de esta organización al momento de seleccionar a las bandas más de heavy metal que de otros géneros y como estas bandas pertenecen a los organizadores y amigos. ¿Qué tan cierto habrá en lo que aseguraba coléricamente el anónimo gótico? ¿qué razones económicas existen de trasfondo para un tema como este? Esperemos que sea el tiempo que nos lo diga.

Marcha a favor de los caídos en el incendio
A pesar de los detractores, la marcha se dio, el sábado 26 de abril un numeroso grupo de rockeros y familiares de los fallecidos marchó por las principales calles de Quito. El fin: hacer notar que los rockeros no son unos delincuentes venidos a menos en una sociedad tan disparatada como la ecuatoriana, donde el catalogar a los diferentes es una clara muestra de desprecio, todo porque se desconoce a esta cultura. También porque este incidente pudo haber ocurrido en cualquier otro espectáculo que haya carecido de las debidas precauciones de seguridad de sus organizadores. Ya lo decían los integrantes de Diabluma en su comunicado, tres días después del incendio, que: “condenamos las acusaciones infundadas que vinculan al evento ritos satánicos y a todo nuestro movimiento con prácticas violentas y degradantes, con la clara intención de generar rechazo por parte de la sociedad hacia nuestra cultura, por ser esta una clara muestra de rebeldía y disconformidad con el sistema que ellos defienden.”

Concierto tributo
El domingo 27 de abril, una semana y un día después del incendio, se dio este concierto que tuvo como cabeza de cartel a los estadounidenses Obituary junto a bandas nacionales. La asistencia fue masiva, porque además de tratarse de un concierto tributo, era parte de una de las actividades que se organizaron inmediatamente para recaudar fondos que ayudasen a los afectados y familiares de víctimas. Por ello la entrada fue solo de cinco dólares.

Zelestial, un adiós a la fatalidad
Zelestial, aquella poética, teatral, agresiva y oscura banda quiteña fue la que más dolor encontró en este flagelo. Cinco de sus integrantes murieron entre las llamas. Para quienes hayan apreciado la banda, tanto en directo como en alguna grabación, eran transgresores en cada uno de sus espacios. Su poética tenía personalidad, no había otra banda parecida en Ecuador, tenían su característica, sucia y también delicada forma por hacer música.
Ecuador perdió a un excelente exponente de la música gótica. Sabemos que la banda no volverá a reestructurarse, porque parte de la esencia quedó sepultada entre las paredes de zinc de esta discoteca, mientras tanto quedan sus grabaciones y recuerdos, y eso ya es bastante para sobrevivirlos…

El Ecuador metalero unido tras esta desgracia
El internet fue el medio más propicio, a nivel nacional, para hacer llegar las muestras de solidaridad a los familiares y quemados en este incidente. A continuación algunos de estos mails que llegaron tanto a nuestra redacción como a otros medios y vinculados al rock y metal ecuatoriano.

El movimiento Cultural Rock Alpantano hace llegar nuestras condolencias a todos y cada uno de los familiares de los hermanos caídos en el evento denominado ultratumba realizado el sábado 19 de abril, a la vez sumarnos al dolor por irreparables pérdidas.
Luis Cadena

De parte de todos los que conformamos Ódica, amigos y allegados, queremos expresar nuestra más grande y sinceras condolencias ante la tragedia ocurrida el pasado sábado en Factory con nuestros hermanos. Compartimos el dolor de los familiares y amigos de los muertos y heridos en el incendio. Estamos dispuestos a cualquier acolite a favor de que esto no vuelva a ocurrir.
Banda Ódica

Darkness magazine expresa un profundo pésame y sinceras condolencias a todos los familiares y amigos de las 14 almas de nuestros hermanos de sangre rockera, ante su sensible fallecimiento. Nos sumamos a su dolor por las inocentes e injustas pérdidas… Nos solidarizamos con las víctimas heridas en el flagelo y con sus familias.
Esto no es un adiós hermanos, es un hasta luego, pronto nos veremos, siguen y seguirán vivos en nuestros corazones. Paz en sus tumbas.

José Naranjo

De parte de todos los que conformamos Euronimos Atuntaqui Underground Scene y todas los que intervenimos de forma directa o indirecta con la organización como son El Templo del metal, Music-store, El lado oscuro de la Luna Radio Show, bandas como Ódica, Heurística, Decomposed, Gastrorrexis, Magicus Pachamoon y otros amigos y allegados queremos expresar nuestra más grande y sinceras condolencias ante la tragedia ocurrida el pasado sábado en Factory con nuestros hermanos.
José Luis Imbaquingo

El Cuarto Poder no ha escatimado esfuerzos para una vez mas confundir y desinformar a una audiencia ignorante e ingenua. Es realmente lamentable lo que a los hermanos góticos y metaleros ha sucedido en Quito, también pienso que fue irresponsable utilizar bengalas en un sitio cerrado, sin ventilación y espacio limitado, ellos "murieron con las botas puestas".
Guillermo Salas, Razametal

Es realmente lamentable lo sucedido, más aún cuando se ven truncadas vidas de jóvenes; no tan solo el hecho de ser hermanos metaleros, sino también que de una u otra forma serían parte del desarrollo de un país. No veo el fin de una protesta, ¿contra quién? ¿para qué? lamentablemente hay que reconocer que la culpa de incidentes como este no es más que la imprudencia de las personas.
Carlos Salas, Razametal
(28 de abril de 2008)

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