martes, 25 de febrero de 2014

Fábrica Rock: entre la nostalgia y el amor al rock




Por Cristian López Talavera



El sol quema los rostros en la tarde de Quito, son las cuatro de la tarde. Me encuentro en las canchas de la Magdalena, barrio al sur de la capital ecuatoriana, aquí se desarrolla desde hace unos ocho años el campeonato de IndorRock, los fines de semana. En las paredes que colindan con el Colegio Amazonas se pueden observar íconos de Bandas de Metal, con nombres variados que representan a los equipos que participan en el campeonato: Todos Tocan, Tren Loco, Tatto Quito, Descontrolados, pero hay uno que está firme, sus colores rojo y negro han permanecido por el paso del tiempo, y en palabras grandes: Fábrica Rock.



A más de ser un equipo de fútbol, Fábrica Rock se ha instalado como la empresa pionera en la realización de conciertos nacionales e internacionales de metal en el Ecuador. Son las cuatro de la tarde y espero la llegada de Fredy Achig, más conocido como el Baba, quien está al frente de esta empresa.



“Espérame unos 15 minutos, estoy llegando”; un mensaje a mi celular. Me dirijo a una tienda cercana y compro un Malboro Rojo. Prendo el cigarrillo, mientras doy la primera aspirada le pregunto al señor de la tienda sobre el campeonato de IndorRock, “ya los jóvenes años vienen jugando acá, han mejorado mucho, hasta las chicas jugaban; no sé qué les pasaría”. Le pregunto sobre si existe violencia en ellos, “como todo en el fútbol, se mandan al diablo, pero luego acá vienen a tomar las cervezas, buenos consumistas son”, mientras de su rostro emerge una sonrisa tibia. Le pido una agua embotellada, y otro mensaje a mi celular; “¿sigues acá? Te espero en la cancha del Indor.”



Le cancelo al vecino, así me había llamado el señor de la tienda, y cruzo la calle para encontrarme con el Baba. Lo miro a lo lejos y hago señales para que se acerque. Saludamos. Le hago una broma sobre su barba abultada y canosa. Hace mucho que no conversaba con él, antes éramos rivales en la cancha del IndorRock, yo con mi equipo Iracundos, el Baba con Fábrica Rock. Antes de iniciar el diálogo recordamos de cómo era el Metal Ecuatoriano, tiempos atrás, el cambio en la visión de las personas sobre esta cultura.



Freddy Achig con Tobías Sammet, de Edguy.



En la cancha de tierra permanecen los arcos, no está vacío, niños están trotando alrededor, entre semana la cancha de la Magdalena no permanece sola, la gente del barrio se acerca a realizar deporte o a entrenar. “Antes era difícil hacer conciertos de rock, me dice el Baba, la sociedad no lo aceptaba, no había lugares para las presentaciones, pero seguimos en este duro camino”, los ojos del Baba se pierden en el juego de un niño.



Fábrica Rock en el escenario roquero ecuatoriano tiene una historia de más de 18 años, al inicio realizando conciertos nacionales, en barrios alejados de la ciudad, pero de a poco fueron creciendo y la visión fue extendiéndose hasta culminar en lo que es hoy en día, una de las empresas culturales importantes en Ecuador y Latinoamérica, abriéndose camino hasta en Europa.



“Al principio éramos un grupo, la idea era ser un grupo cultural, pero luego me quedo solo con esta idea”, recuerda. “Ya cuando estaba abierto el camino, nos atrevimos a trabajar con un grupo internacional, allá por los años 98. Sabíamos en lo que nos estábamos metiendo, nuestro primer grupo grande fue Kraken, de Colombia”.



Para los roqueros que vivimos la época de los años 90, los conciertos eran el punto de encuentro, los lugares donde se realizaban los eventos no eran de los mejores, casas barriales, coliseos de pueblos alejados de la ciudad, galpones, y siempre el Norton, con alguno que otro casetor. Por eso, que el Baba me haya hecho acuerdo de la primera llegada de Kraken a Ecuador me trajo imágenes bellas del pasado. Este concierto se dio en el Coliseo Julio César Hidalgo, ahí se han albergado varios conciertos, entre los más importantes Kraken, Rata Blanca, Gillman, Tierra Santa, y otras bandas más.



“Fue importante la venida de Kraken porque nos dio la oportunidad de saber que la gente quería ver más conciertos, 2.500 personas pagaron su entrada. Luego de un tiempo trabajamos nuevamente con Kraken, pero esta vez incluimos una banda importante en el escenario internacional, Rata Blanca, de Argentina. Los medios de comunicación por primera vez se hacían eco de este concierto. Antes no existían las redes sociales, el ambiente era más bonito”, dice Freddy al recordar cómo él se preparaba en la realización de un evento.



“Salíamos a pegar los afiches, cachas, tener el afiche del concierto, hacerle autografiar a tu banda favorita, eso era bacano. No como ahora, posteas en las redes sociales y se comparte”.



Rata Blanca, en los años 90, era conocido por canciones como Mujer Amante, La Leyenda del Hada y el Mago, Solo para amarte; por tanto, la sociedad se interesó en este evento. Casi 3.000 personas asistieron al Coliseo Julio César Hidalgo. De a poco, soñábamos con que nuestro país sea el encuentro de grandes conciertos internacionales, sabíamos que se avecinaba algo grande.



Rata Blanca fue el gran espacio para pensar en grande, llegó el momento de Ángeles del Infierno, de España. “En ese momento nos dimos cuenta que sí existen miles de metalero en el Ecuador, imagínate”, me dice Freddy, “más de 8.000 personas en el Coliseo Rumiñahui, los medios de comunicación generaron mucha controversia, nos decían que hemos traído un grupo satánico, hasta el programa La Televisión, América Vive hicieron la cobertura”.





El país en los años 2000 vivió una profunda crisis económica, pero la resistencia de Fábrica Rock no mermó, así Hammerfall y Hellowen llegaron al Ecuador, dos bandas íconos del Heavy Metal europeo, con entradas accesibles de 7 y 15 dólares respectivamente, un lunes y miércoles; lastimosamente para la empresa y para las bandas, no tuvieron el público esperado, entre los dos conciertos no completaron las 1500 personas. El día del concierto de Hammerfall hubo paro de transportistas. Esto lo recuerda con tristeza Freddy: “fue un momento desastroso para Fábrica Rock, tuvimos momentos críticos porque quedamos endeudados, jamás pudimos resarcir esta deuda”.

La visión de Freddy es clara, “antes los conciertos de rock era cuestión de productoras ahora son procesos de gestión cultural, esto fue importante para que la gente que no ha escuchado este tipo de música tenga respeto a esta expresión cultural”.



Ecuador ha sentido el desarrollo del que habla Freddy, el cambio en el paradigma del pensamiento de la ciudadanía hacia los roqueros ha cambiado, es por eso que podemos presenciar conciertos grandes, la llegada de Ozzy Osborne, la de Iron Maiden, Metallica, Megadeth, esto genera grandes expectativas en la escena metalera.



Pero todavía falta que la escena metalera cambie su comportamiento, Baba explica que existe un fenómeno, “mientras en otros países, dígase Colombia, Perú, cuando se hace un concierto se llenan escenarios y no para que gane la productora sino que gane en conjunto: público, banda, y productora, pero en Ecuador existe el llamado quemeimportismo: gente que no quiere vivir las bandas, se acostumbra a escuchar su Cd, o gastar su dinero en un bar escuchando a bandas y no disfrutar de un show que puede quedar en su memoria y legado para sus hijos. En Ecuador hay gente que no quiere asistir a los conciertos, este es el contra”.



A pesar de las avenencias, Fábrica Rock no claudica, anuncia la llegada de Iced Earth a Ecuador en el Parque Bicentenario este 27 de marzo a las 19H00. Y es ese compromiso de nosotros los roqueros apoyar todas estas iniciativas, este 2014 se viene con conciertos grandes, Fábrica Rock es participe de ellos Grave Digger, Doro Pesh, Iced Earth, son una muestra de ello.

Salud, y nos vemos en Iced Earth.

domingo, 23 de febrero de 2014

Guaranda Metal Fest 5


Dentro de los festivales metaleros ecuatorianos que en pocos años se han vuelto un referente para la comunidad metalera destaca el GUARANDA METAL FEST. Un festival que en sus primeros cuatro años consecutivos ha demostrado que más allá del centralismo predominante (respecto a donde acuden constantemente bandas internacionales) otros espacios geográficos se pueden volver puntos claves para reconocer al Ecuador metalero.

Este 2014 la cartelera ha vuelto a motivar a cientos de metaleros de distintos puntos del país, que ya empiezan a planificar su movilización, estancia y sobre todo su disfrute en la ciudad de Guaranda (en la Provincia de Bolívar) para ser parte de uno de los festivales que están dejando el nombre de Ecuador por lo alto.

Junto a varias bandas sobresalientes nacionales estarán los cabeza de cartel: los alemanes Doro y Grave Drigger, dos representantes metaleros con trayectoria y obra que los justifican en la escena global.    



El equipo de Ego Abominable en conjunto con Marfuz zine, estará cubriendo el desarrollo de este importante evento para la comunidad metalera ecuatoriana.

Estén atentos a nuestra detallada crónica y novedades en la rueda de prensa.

Para más conocimiento del evento se puede revisar la página oficial del festival.


martes, 18 de febrero de 2014

Políticamente correctos





Nos encontramos en días peligrosos para los rockeros y metaleros de Ecuador, días donde las tentaciones desde un monstruo de sonrisa y regalos está activo y dispuesto a todo con tal de lograr sus objetivos. Días oscuros donde el beneficio de pocos es la ley, donde lo sinvergüenza se volvió esencial, donde la fantochería y el desparpajo no tienen límites. Son días previas elecciones para las alcaldías municipales, y una gran mayoría de rockeros y metaleros ecuatorianos están siendo políticamente correctos a intereses partidistas.

No se trata de vestir literalmente la camiseta de tal o cual candidato, el problema subsiste más allá de cualquier forma multicolor. El problema, desde la tentación de los partidos políticos y sus representantes, está en la búsqueda de suplir las necesidades de otros, esos otros que nunca han importado, esos otros desechables y que cuentan solo de dos maneras: como voto y como masa satisfecha que apoya implícitamente.  

La historia del país nos ha enseñado que la política y sus representantes son, en su mayoría, unos falsos, representaciones coyunturales en busca de votos, modelos estereotipados de lo que quisiéramos que fueran pero que no son, a penas espectros rondando nuestros hogares, siempre en busca de estrechar nuestras manos para dar por hecho un pacto de apoyo invisible.

Lo peligroso de esta situación es saber que los candidatos están convenciendo a un cierto sector de rockeros y metaleros, que han sucumbido ante la tentación de suplir las necesidades que poseen. Y sí, se puede jugar de dos formas: uno: simular un apoyo donde no lo hay, donde lo único que importa es el beneficio de lo que ofrezcan, sin que haya compromiso de por medio. Dos: dejando que se aprovechen de lo que se ofrece, pero sabiendo que aquella masificación engañada es una masa aprovechable a la maquinaria propagandística. 

No hablemos de actores rockeros y metaleros intentando entrar al terreno de la política, puede que siendo parte del engranaje del poder, por lo menos desde los gobiernos autónomos descentralizados, haya aportes sustanciales y permanentes en beneficio de cubrir las necesidades socioculturales que se padece aún desde algunas ciudades pequeñas (aunque exista el antecedente de lo mutable en la política y sus representantes).

Hay que estar alertas, no todo apoyo, no todo aprovechamiento, resulta el más adecuado para un movimiento cuyo discurso ha sido el de la independencia y rebeldía, el no estar bajo el yugo de oportunistas, menos siendo peones de un juego sucio y casi siempre repugnante llamado politiquería.