miércoles, 11 de septiembre de 2013

El fan

Bobby Liebling vocalista de Pentagram.

Existe un individuo(a) al cual le resultas motivo de su existencia, aquel complemento necesario para sostenerse en la vida, que encontró en tu música esa excusa perfecta para vanagloriar y apoyarte hasta en tus peores momentos. Ese sujeto es el fan, aficionado o seguidor. Un miembro secundario importante dentro del ascenso y posicionamiento de tu banda.

¿Cómo? Bueno un fan es quien cree en ti, en tu arte, en todo lo que digas y hagas, el que te ve con ojos de magnificencia, el que te proclamó ídolo entre ídolos, el que tiene su cuarto lleno con tus fotos, que ha guardado celosamente tus promos, demos, álbumes, Lp's, split. Que posee una carpeta con todos los recortes de prensa donde ha aparecido tu banda, que protege con muchas copias los archivos digitales donde consta tu agrupación. Que se sabe cada una de las letras de las canciones y conoce los motivos específicos que antecedieron cada creación. 

Este fan, es el que lleva puesta una camiseta con el logo de tu banda. El que se ha juntado con otros similares y creado un club, donde como objetivos tienen apoyarte con fuerza en los conciertos. Desde su asociación te dan todo el respaldo necesario, con la única condición de que tengas (junto con tu banda) un trato especial (no de groupie) que sea recíproco con el interés de ellos.  

Es cierto que para una banda de metal extremo le será extraño poseer un club de fans ayudándoles en la promoción. Otros géneros y sus representantes han tenido mejor apoyo, dígase Iron Maiden, Metallica, etc. Agrupaciones que se volvieron populares y fenómenos globales, pero en tu caso, o en el caso de tu banda dependerá cuánto ansías que el reconocimiento llegue mediante tus fans.   

Last days here
(2011) es un documental que habla de la banda estadounidense Pentagram y de la desenfrenada vida de su vocalista Bobby Liebling, pero que además -y me parece que ahí está la riqueza del film- habla del fan, de uno en particular: Sean “Pellet” Pelletier, quien descubre a Pentagram y luego a su mítico vocalista quien atrapado en las drogas y la soledad intenta hallar una mano amiga. Pellet es esa voz, desde entonces se vuelve el amigo, mecenas y representante de su ídolo. Se vuelve su creyente, aunque su ídolo trate de volver a su sombra de perdedor.

Esta película es clara en su mensaje: el fan es un ser que puede hacer hasta lo impensable por su ídolo. Así el film muestra a un Pellet ayudando a la desintoxicación de Bobby, sirviendo de intermediario para que la ruptura amorosa de su ídolo no lo vuelva a sumir en el crack y en aquella depresión improductiva. Bellet es capaz de apostar hasta sus propios ahorros para ver nuevamente a su banda viva y a su vocalista de regreso. Lo logra y no se arrepiente del riesgo. Eso es un fan.
(Fragmento tomado del libro Moshpit: cómo tener una banda de metal y no morir en el intento)