jueves, 11 de agosto de 2011

El satanismo colombiano en Editorial Paranoia




La estupidez y la ignorancia es el único pecado
Inquisition


Fue recién a inicios de este octubre que un amigo me entregó las revistas enviadas de Editorial Paranoia, un sello ocultista y satanista por demás, procedente de Colombia. No ha sido una sorpresa relacionarme con el tema del satanismo al que he analizado su trasfondo, tergiversaciones y problemática comercial a la que muchos lo han llevado (el próximo año saldrá mi libro Satanismo: filosofía individualista, donde desarrollo todas estas ideas) pero sí ha resultado toda una revelación esta editorial y su producción.

De los pocos seudos satanistas con los que me he relacionado, todos concuerdan en algo: pura imagen y nada de ideología; inmadurez, alucinaciones por desarrollar teoría absurdas y sobre todo estancados en la ensoñación de crear un entorno satanista y de caos inagotable. Es verdad que a los pocos a los que consideraría centrados en su filosofía de vida personal no me han defraudado; son maduros en sus planteamientos vistos desde el satanismo, entienden que cambiar a un mundo invadido por dogmas religiosos es casi imposible, es más no les interesa porque al fin y al cabo el satanismo se basa en el desarrollo individualista, cuya función será el progreso intelectual del satánico.

Zepillín, editor y responsable de Editorial Paranoia, no solo ha creado medios que son actualmente de culto (Paranoia zine y Filosofía kluzt), sino que los ha sabido mantener en estos veinte años de lucha contra el sistema ideológico, sobre todo del cristiano -colombiano- que directamente se ha opuesto a la circulación de estas publicaciones.

Lo más sobresaliente de Editorial Paranoia es que sus productos se distribuyen gratuitamente, tanto en Colombia como países vecinos (aunque el tiraje sea un limitante) a personas relacionadas con el tema. Cuanta con varios colaboradores, escritores, que han encontrado en la línea ocultista su tema idóneo para narrar ficciones o testimonios, todos partiendo y llegando al mismo punto: el satanismo. No puedo asegurar que todos estos colaboradores sean escritores de oficio, abundan los lugares comunes que logran desechables muchos trabajos, pero en lo que sí aciertan este grupo de colaboradores es en el afrontar sus temas con convicción, lo que los rescata de la mediocridad.





Personalmente encuentro argumentos necesarios de difundir, los mismos que escribe Zepillín en sus editoriales, que hacen que estos medios merezcan una mayor difusión. A continuación comparto algunos de estos:

“Recuerda joven, adulto, hombre, mujer, que en vez de quererse ver como “chicos malos” con sus camisetas de bandas o faranduleando o tal vez buscando el mechudo o la puta metalera, busquemos explorar el cerebro. Las verdaderas bandas de metal buscan que conozcan de sus letras, de sus inicios; los verdaderos ocultistas buscan la sabiduría y el conocimiento”.

“(…) me he encontrado solo con desadaptados, drogadictos, que buscan refugio en el satanismo, simplemente por ser diferentes a los demás o por llamar la atención a la sociedad. Me he encontrado con sujetos que creen que vestir de negro, llevar la camiseta de la banda más brutal, tener el cabello largo y colocarse manillas de cuero en sus brazos es ser satanista. Solo les digo a todos estos engañados que un verdadero satanista permanece oculto, se es un caballero y todo un señor. No importa si la camiseta es negra o rosada o de cualquier otro color, porque un satanista es sangre y allí está nuestra verdadera esencia”.

“Muchas bandas black metal no saben ni lo que escriben, sus letras delatan una insuficiencia en los temas de su interés, solo piensan en sus apariencias y en gritar ¡Satán!”

Satanismo, un tema muy alejado de los estereotipos a los que la sociedad está acostumbrada a consumir.

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