martes, 24 de enero de 2012

Pablo Rodríguez: “Mi formación es en la calle, en la reportería de campo”

Entrevistando al gran Pete Sandoval.


Rocker magazine es uno de los medios impresos de difusión y promoción rock metaleros de Ecuador de mayor propuesta periodística. Un trabajo depurado, maduro y sobre todo responsable con la labor comunicativa, con el propósito convincente de saberse un medio socializador y catalizador de las nuevas voces bandísticas hacia ese movimiento rockero que pugna mayor representatividad.
Su editor, un rockero involucrado y empeñado en visibilizar a bandas y actores sociales involucrados a esta contracultura, lo respalda la experiencia, una experiencia que se ha reflejado en su incursión en espacios televisivos, radiales e impresos; que ha escalado hasta los grandes nombres del periodismo internacional como la afamada y reconocida Heavy Rock de España.
Por eso, y con este antecedente, no podíamos dejar de dialogar con Pablo Rodríguez, responsable de que Rocker magazine llegue a cientos de rockeros ávidos de un medio envolvente y formador.
Esta entrevista, de la cual se ha incluido apenas fragmentos, es parte de un diálogo extenso que próximamente, y junto a más diálogos con otros editores rock metaleros, aparecerá en un trabajo independiente.

Rocker, tras sus pocos años de existencia, se ha vuelto un medio alternativo propicio para la escena rock metalera de Ecuador ¿cuándo y debido a qué necesidades nace este medio de comunicación?
Podría decir que la primera necesidad fue mayor cantidad de espacio para desarrollar mis artículos, y es que tras varios años escribiendo para la sección Rock & Metal de diario Últimas Noticias, de Quito, cada vez me era necesario más espacio para utilizar el material recabado.
Yendo más allá del lugar común, que viene a ser la necesidad de difundir el rock ecuatoriano y eso, Rocker se trabaja como un espacio en el que puedan confluir bandas nuevas con bandas de trayectoria, además del tratamiento editorial a ciertos temas que afectan al movimiento rockero en Ecuador.


Junto a Elkin Ramírez de Kraken.


Ser periodista metalero no es cuestión de proponérselo es también capacitación y constante trabajo ¿cuál es tu formación periodística y cuál crees es el aporte de tu medio?
Mi formación es en la calle, en la reportería de campo, en la convivencia con el movimiento rockero en diferentes escalas, que van desde los chupes en los parques con los panas, hasta ser parte de sendas producciones de festivales, pasando por la convivencia con un par de grupos mientras grababan sus respectivos trabajos discográficos, y es que factores económicos, logísticos, y de otras índoles interfirieron en que no pueda empezar la carrera “a tiempo”, actualmente tengo segundo semestre de comunicación en la Flacso Quito, sin embargo, desde hace dos años me he retirado debido a lo absurdo que me resulta ser reprobado en una materia porque mis deberes “son muy periodísticos”.
Tras este antecedente, puedo decirte que esto me ha servido muchísimo más que las aulas universitarias, o es que acaso en la Universidad te enseñan cómo diablos manejar las emociones en coberturas como las del caso Factory, o cómo protegerte en los destrozos del público en Cradle of Filth en Quito, y yendo a cosas más simples, cómo salir del apuro cuando el bendito casete de la grabadora se traba en plena entrevista. Esto, se lo aprende viviéndolo, nada más.


El estar detrás de un medio de comunicación, sobre todo cuando se mantiene en la línea subterránea, no da ganancias, por ello ¿qué propósitos más allá de lo económico encuentras en la revista?
Eso de lo “subterráneo” es arcaico, y es que en tiempos del internet y redes sociales no puede existir lo subterráneo, es decir, lo máximo que hoy puede considerarse como subterráneo será hacer un solo número de una revista que la imprimas en tu impresora y la leas tú solito, o cómo máximo te pongas a alardear como niño con juguete nuevo delante de tus amigos de que allí tienes el único número de la revistita “El Metalero Feliz”, pero nada más.
Entrando en la pregunta, tampoco existe eso de que esta actividad no genere ganancias porque siempre, aunque sea algo mínimo, pero te queda, la entrada gratis a un concierto es tu ganancia, el disco que te cruza el grupo para que lo reseñes ya es ganancia, y el hecho mismo de presentarte como “director” de la revista tal o del medio tal ya te ubica en una categoría bastante alejada del público común y corriente que tiene que hacer cola para comprar la entrada, y ahorrarse para comprarse un disco. Esto no genera ganancias jugosas, claro, pero esto ya es otro tema.


Pablo junto a Jorge Ilegal, quien muestra nota en página Rock y metal del diario quiteño Últimas Noticias.

¿Cuáles son las características más idóneas, desde tu perspectiva, que debe poseer un periodista metalero?
Debe tener una manía casi religiosa por la lectura, debe ser un auténtico desprejuiciado en cuanto a géneros, y debe dejar de lado esa especie de juez que ejerce cuando califica la música, ponerle calificación a los discos es tan ridículo y absurdo como aquel spot publicitario de Sergio Sacoto en el cual se autocalificó como “el genio del rock ecuatoriano”. Espero ser claro con el ejemplo.

¿Qué tan importante es la socialización de periodistas con productores, bandas y organizadores de conciertos?
Es bien importante… para que te den el pasecito gratis, sobre todo en lo que a organizadores de conciertos respecta. La socialización es necesaria dentro de los términos de convivencia y la cordialidad entre este tipo de actores o elementos en la escena ecuatoriana, pero debe haber un límite que separe claramente las cosas y permita hacer un trabajo periodístico más efectivo, es decir, si bien son dignas de total respeto las acciones y sacrificios que se deben hacer para tener un medio acá, también es necesario crear una conciencia crítica, que permita decir claramente las cosas que deban decirse, y es que me he encontrado con no pocos casos en los cuales el periodista rockero me ha dicho: “yo no quiero discutir con nadie, así que le entrevisto y le paso su disco y se acabó”, o antes en cambio había un chauvinismo infantil, en el que por el solo hecho de tener la etiqueta de “ecuatoriano” se lo pasaba esté como esté.
Lo principal, creo, debe ser el tener una capacidad de dividir lo amistoso de lo laboral, mantener la amistad a pesar de que la crítica no guste, y claro, ésta también debe ser estrictamente fundamentada.



Además de estar detrás de Rocker tienes un espacio televisivo, y estás relacionado a los medios Telón de Acero, Al sur del cielo radio y corresponsal para la Heavy Rock de España, ¿cómo logra darse tiempo un periodista metalero para todo este trabajo? y ¿vives totalmente del periodismo metalero?
Ya no colaboro con Telón de Acero desde el 2011, y logro desempeñar todas estas actividades después de más de una década de realizar un trabajo que me ha dado las herramientas necesarias para que, actualmente, pueda dedicarme cien por ciento al periodismo rockero y a la gestión cultural en el rock, así que mi vida se basa entre estas dos actividades.
Digamos que desde finales del 2010 es una etapa de cosechas, y en la cual tras varios ajustes he logrado disponer una agenda que cubra todas estas áreas, misma que está copada y por lo cual no puedo dedicarme al tema web, por ejemplo.

Por ahora es todo Pablo, gracias por tu tiempo y adelante con Rocker. Si deseas agregar algo más a este diálogo, adelante.
Solo me resta recalcar que gracias al esfuerzo de muchos rockeros y rockeras que se han esforzado por tener medios de comunicación especializados en este tema, se ha logrado un posicionamiento cada vez más fuerte del movimiento rockero en Ecuador, lo cual ha devenido en que el movimiento rockero hoy goce de un sistema de producción que arroja un mínimo de diez discos editados anualmente, grupos que empiezan a incursionar internacionalmente y varios elementos que muestran un gran estado de salud para la escena rockera en el país.

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