lunes, 22 de abril de 2013

Orgasmatron en la ciudad retrógrada

Striatus.



Para que un concierto pase del éxito a la leyenda, debe sobrevivir en el imaginario del público. Orgasmatron rock, el reciente concierto realizado el sábado 20 de abril en Manta, lo ha logrado. El regreso de dos bandas locales insignes, fue el pretexto para reunir un conjunto de agrupaciones que representan parte del movimiento de metal extremo en Manabí. Y aunque el cierre haya sido abrupto y con pérdidas para sus organizadores, ha quedado el registro de un evento inolvidable.      



El metal, esa fuerza contagiosa

Striatus fue la banda encargada de abrir el concierto. Su repertorio estuvo compuesto por sus temas inéditos y un cóver. La banda demostró tener a un público fiel coreando sus canciones, sin embargo el sonido no ayudó a que aquellos temas (parte de su promo 2011) lograran una mejor apreciación. Y sí, hay talento, hay energía bullendo en cada tema, pero aún no han consolidado un desenvolvimiento escénico que los posicione.





Barbarie.



Después de varios años regresaba Barbarie desde Portoviejo, incompasibles desde su primer tema, sin darle respiro al público, llevándolos a un mosh cada vez en crecimiento. Una banda que demostró que el tiempo, trabajo y silencio logran madurar una obra, en este caso un Thrash metal potente y capaz de engancharse al público.



El tercer turno le llegaría a Munición una banda cuya madurez ha sido acelerada. Han logrado hacerse de un público entusiasta, que los apoya, que moshea sus canciones, y eso para una banda que empieza dice mucho de sus logros iniciales.


Munición.



El regreso de los iconos locales 

Una de las razones por las que la mayoría del público había ido al concierto se anunciaban: Misery. Para quienes por primera vez lograban escucharlos resultó todo un descubrimiento, para quienes ya estaban cuando aparecieron fue la reafirmación de que en Manta el metal extremo empieza a resurgir de la mano de antiguas bandas. Death metal directo y sin contemplación. Lograron un breve, pero contundente, recorrido por su discografía.



Un concierto siempre será un espectáculo, un entretenimiento que busque salirse de lo tradicional, que ansíe una ruptura con los convencionalismos que toda comunidad desarrolla con el tiempo. Por eso el que la banda Beleth, en su esperado regreso, haya presentado una puesta en escena blasfema y anticristiana (aunque no se aparta dentro de los parámetros black metaleros que se conoce) dio un plus al concierto. Manta vuelve a recuperar a una de sus bandas black, la misma que ha logrado incorporar a músicos experimentados (integrantes de Noctum y ex integrante de Gorthaur) y sobre todo que vuelven emulando al pasado: con temas inéditos y una energía enfermiza.   
  

Juan Carlos Tipán de Misery.



De la Unión Rockera

La Unión Rockera no solo ha demostrado que entre sus miembros existe organización y perseverancia, sino que el trato hacia las bandas y el público ha sido excelente. Esto dice mucho de una organización, vislumbra un trabajo de mayor enfoque y resultados concretos en lo posterior.      

 

Un final que pudo ser mejor

Lamentablemente el concierto no terminó bien, tras media hora de haber iniciado Beleth su show, irrumpió la comisaria de la ciudad y junto a ella más de una docena de policías, el propósito: buscar menores de edad y el permiso correspondiente para la realización del concierto.


Beleth irrumpiendo entre el público.



Así lo que pudo ser uno de los mejores conciertos en cuanto a metal extremo (y con mucho cuidado con esta apreciación, porque se ha valorado a los anteriores conciertos locales) estuvo opacado por esta acción.



¿Se pudo evitar? Sin duda, un desliz que la UR tendrá que considerar para sus próximos eventos. ¿Hubo malas intenciones con la acción represiva? Sin duda, una multa hubiera sido lo más ideal para esta clase de situaciones y no un encarcelamiento injusto (respecto a este tema en una próxima entrada un diálogo con el integrante afectado de la UR), pero al parecer los metaleros continúan siendo, en una ciudad aún retrógrada en cuanto al entendimiento del metal como arte, esa comunidad que hay que silenciar (lo que jamás pasará).   



Y así el Orgasmatron rock concluyó pasada la media noche, con Beleth a mitad de su participación y sin poder escuchar a los portovejenses ¿Bloody? (no se especificó).


Beleth.

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