viernes, 30 de agosto de 2013

La continuidad de una revista




¿Cómo he podido estar, por más de 10 años, detrás de la edición de una revista metalera? Es una pregunta que me suelo hacer con más reiteraciones de lo debido. Y siempre, tras la interrogante, regreso a la percha donde consta mi colección de fanzines, zines y magazines ecuatorianos y del extranjero, entre ellos la colección de la Marfuz, su historia que es mi historia comprimida en aquellas páginas.



¿Que cómo he logrado hacerlo? Creo que soy un masoquista convencido de su oficio de periodista, uno que con los años ha ido confirmando la importancia de los medios rock metaleros en el país, en la ciudad, de mostrar las historias que están al margen dentro de una escena que a veces no quiere ver más allá.



Desde el primer número, sencillo, con errores ortográficos y argumentos inmaduros, hasta el reciente número 23, existe todo un proceso, donde lo que ha predominado es un periodismo que ha buscado a toda costa evidenciar al país desde sus bandas, su público y las historias que se ha podido vivir.





Con auspicios esporádicos, con la autogestión a cuesta, con la distribución lenta y a pérdida, jamás me propuse ganar dinero mediante la revista (aunque tenga un valor simbólico). El objetivo desde el inicio fue el de apoyar a las bandas que aparecían en Manabí (como parte de la casa a la que me pertenezco) y del país. En las páginas de la Marfuz quedó atrapada la existencia de varios proyectos y agrupaciones que hoy son parte de la historia del metal nacional.



Me he resistido a matar a la Marfuz (ya he tenido algunos intentos)  y volcarme al Ego Abominable (esta bitácora que es como el hermano menor del zine y donde continúo escribiendo y publicando con la inmediatez que ofrece la internet).



Hoy, con un nuevo número en circulación, con historias que hablan del metal ecuatoriano, aquel que no aparece en los medios comerciales de Ecuador, con amigos y amigas que se han sumado a la revista, colaborando desinteresadamente con sus textos, la revista sigue. He renovado mi amor por ella. Me he vuelto a reconocer como un periodista que sigue en una lucha personal: la de volver a los rockeros y metaleros, tanto manabitas como del país, lectores de historias que hablen de sus bandas y de los temas que les interesan. 


Vamos Marfuz, y que tu nombre se aleje de su maldición.
      

No hay comentarios:

Publicar un comentario