El
concierto anual de la Concha Acústica de la Villaflora, en Quito, es todo un
referente dentro de los espacios rock metaleros de los ecuatorianos. Un lugar
que ha visto nacer y posicionar a varias agrupaciones. Un espacio simbólico
para la representación del rock y metal nacional.
La
historia de este concierto la recoge el periodista Pablo Rodríguez en su libro Cuatro décadas de historia. Concha acústica,
trabajo donde hace un repaso cronológico del proceso de empoderamiento de este
espacio. Una obra clave para entender a un concierto, y a sus gestores.
A
propósito de este libro, contactamos a Pablo para conversar de su obra, y de
otros temas que la historia del rock y metal ecuatoriano, desde la mirada
crítica de sus representantes, mantiene fresca.
Rodríguez junto a José Luis Terán, creador de los medios metaleros Contaminación, Acero, Fuego Negro y Heavy Metal. |
Saludos Pablo, ha pasado más de un año
desde la publicación del libro Cuatro décadas de historia. Concha acústica, ¿cuál
ha sido el nivel de aceptación que ha tenido entre los lectores interesados?
Consciente
de la realidad de consumo de libros en el medio, que registra bajos niveles de
ventas, se realizó un tiraje enfocado en el público objetivo, por lo cual este
está ya agotado. Luego de mi experiencia con Rocker Magazine, de la cual sus
últimos números registraron ventas a la baja, lo cual implicó pérdidas
económicas, hubiese sido una irresponsabilidad sacar altos tirajes que luego se
quedarían embodegados en algún lugar.
En un país con un limitante de distribución
del libro como producto cultural ¿Has logrado llegar a espacios geográficos
fuera de Quito?
Tomando
en cuenta que, por ejemplo, hay tiendas en la ciudad de Cuenca que hasta ahora
no liquidan viejas ediciones de Rocker Magazine, no hay una confianza en
establecer un circuito de ventas fuera de Quito, que es mi campo de acción, por
lo cual las ventas fuera de esta ciudad se realizaron únicamente bajo pedido.
¿Cuánto tiempo te tomó la investigación
y redacción final de la obra?
Algo
más de 3 años, pero sobre todo debido a varios periodos de para debido a otras
actividades relacionadas con la gestión cultural, ya que al no contar con un
presupuesto para investigación, fue imperante alternar esta con otras cosas.
Músicos, activistas culturales y organizadores relacionados al concierto anual de la Concha Acústica de la Villaflora en Quito. |
¿Qué otra información no aparece en el
libro?
Solo
faltó espacio para poner más fotos. La obra es un relato basado en la
unificación de los diversos testimonios que se realizaron con la gran mayoría
de actores vinculados al proceso del festival. Unos cuantos, aduciendo
exclusividad, no quisieron contar su experiencia, pero al ser un hecho
protagonizado por muchas personas, permitió conocer todos los detalles
relacionados con este proceso, por ende quienes no participaron con sus
vivencias, igual son nombrados junto con la actividad que realizaron.
¿Cómo se logró la edición y publicación
del libro mediante el sello de la Casa de la Cultura ecuatoriana?
Con
muchos meses de gestión, altas dosis de paciencia y períodos de gestión que
obligaron a pasar días enteros en espera de contactar a las personas que
facilitan el proceso de impresión. Conocedor de que hay varios casos con
inmensos periodos en los que no se imprimen las obras, se tomó medidas
adecuadas a fin de poder lograr la publicación del libro. El Fondo Editorial Pedro Jorge Vera solo realizó la
impresión, ya que todo el proceso de diagramación lo trabajó Freddy Landazuri
en lo gráfico, Diego Brito hizo todo el diseño, y la edición de textos fue a
cargo de Ernesto Proaño y Landázuri también.
Rodríguez junto José Luis Jácome (músico y creador de la Fanzinoteca en Ambato) y Tania Navarrete, promotora cultural. |
En el mes de abril retomaste,
tanto desde las redes sociales como desde artículos en la prensa ecuatoriana, un
tema indignante para los rockeros nacionales: la agresión del 96, cuando
militares retuvieron y agredieron a los asistentes a un concierto en la ciudad
de Ambato ¿Qué objetivo buscas con la exposición y análisis de esta
información? Y ¿Qué clase de repercusiones ha tenido tu artículo “La tarde de
las melenas caídas”?
Siento
que mucha gente cree que todo existe desde el aparecimiento de las redes
sociales o desde que empezó el gobierno del régimen actual, por ende esta actualidad de redes sociales y medios
alternativos está dejando en el olvido hechos claves que marcaron el desarrollo
de la escena rockera nacional.
Por
otro lado también vemos como varias libertades y derechos aún no se aplican del
todo y ese sesgo interpelativo al rock sigue latente en cosas como obligar a
despojarse de correas, labiales, peinillas, esferos y más cosas de uso personal
para ingresar a conciertos de rock –y solo de rock-, ubicando así en una suerte de criminales en potencia a
quienes asistimos a conciertos de este género.
Desconocer
hitos históricos que marcaron el proceso de la escena rock, es una forma de
pasar por alto elementos que hoy nos permitan entender las formas como ha
transcurrido nuestra escena, además de reconocer grupos que al ser parte de
esos hitos, hoy tiene un alto trabajo dentro del rock nacional, lo cual los convierte
en protagonistas y testigos de una historia intensa en un país que, a pesar de
no ser el epicentro de muchas cosas que ocurren en el rock latinoamericano,
tiene un proceso que marca una parte de la identidad musical ecuatoriana.
Las
repercusiones del artículo se miden en el debate que se armó en redes sociales
sobre la persistencia de algunas prácticas represoras, así como el papel
importante que tienen varias de las bandas que participaron en el hecho y que
se mantiene activas hasta la presente.
¿Ha cambiado la mirada prejuiciosa de la
policía y militares respecto a los rockeros ecuatorianos?
Prácticamente
en nada, esa visión normativa y prejuiciosa sigue presente.
¿El concierto anual en la Concha
acústica es un escenario para recriminar –desde cada una de las bandas
participantes- toda esta clase de atropellos contra los rockeros?
No
entiendo la intención de esta pregunta, porque vos no puedes ubicar a un solo
festival, de los muchos que hay, como un
generador de críticas al poder y la sociedad en general, ya que TODOS los
grupos que tocan en este festival, han tocado su mismo repertorio en TODOS los demás
festivales que hay a nivel nacional, además que este repertorio, si bien tiene
una alta dosis de crítica social, aborda también temas como el amor, la
diversión, el absurdo, la religión y más.
El
ser del rock es ese, criticar, tener una voz disidente, y eso se genera desde
todos los escenarios posibles, aunque mientras más grandes sean estos, más
posibilidades de llegar a más gente se dan, con lo cual el cometido del rock podría tener un efecto
más amplio.
Este
escenario ha generado otras cosas que van más allá de la crítica, como por
ejemplo la integración generacional labrada en todas estas décadas que el
festival está activo, ha sido un generador del uso del espacio público como medio
para expresar identidades culturales, y por ello se ha mantenido en todos estos
años.
Desde tu mirada de investigador y
periodista ¿Qué otros temas aún falta por dar a conocer a los lectores?
¿Trabajas en algún nuevo proyecto relacionado al rock ecuatoriano?
Pues
hay muchas cosas que contar, solo como ejemplos, la tendencia del metal extremo
que tendrá su prioridad en este año a juzgar por las producciones discográficas
que diversas bandas de este tipo están sacando, otro tema es las bandas que en
lo que van del año ya han salido a girar en el extranjero, entre otros.
En
cuanto a libros hay dos proyectos, uno se llama
Charlas de Rock, que consta de una serie de entrevistas a actores claves
de la escena nacional, y otro una revisión al proceso que ha seguido el metal
extremo en Quito.