Por
Cristian López Talavera
1
Empecé a escuchar Heavy Metal, alrededor
de los nueve años, en ese entonces era estudiante primario, y junto a un primo buscábamos
nuevos cassetes con este ritmo. Brujería, Macabre, Ilegales, Barón Rojo, Héroes
del Silencio, Ángeles del Infierno eran las bandas de metal que habíamos
encontrado.
Ya en la etapa del colegio, lo primero
que uno piensa es en encontrar gente que tenga los mismos gustos y realizar el
famoso trueque metalero. A los 11 años de edad, llegó a mis manos un cassete de
una mujer, algo raro en mí. Desconocía de mujeres que gustasen de hacer Heavy
Metal, pero a mis manos llegó Doro Pech, una mujer británica, de cabellos
claros, una voz que hacía estremecer el cuerpo, la potencia que irradiaba en
cada letra hacía que el mundo tuviera un color azul, un águila de potentes alas
era esta mujer.
Años más tarde, yo tenía 15 o 16 años,
llegó al Ecuador Hellowen, una de las mejores bandas alemanas de Power Metal,
eso dio inicio a una búsqueda incesante de grupos europeos. Ante esa
insistencia, llegó a mis manos un cassete con un grupo que se volvería
especial, Grave Digger (cavador de tumbas), sus líricas oscuras, pero cargadas
de unos riffs power hacían entrever un adiós del mundo. Cuando escuchaba Grave
Digger en mi walkman, los navíos se agitaban, se creaban monstruos nocturnos,
nuevas carnes florecían en la imaginación.
Recordar y escribir el recuerdo. Bien lo
dijo el viejo Borges: “Lo único que no existe. Es el olvido.”
Grave Digger. Foto tomada de la cuenta de facebook de La heavy rock radio. |
2
A las siete de la mañana suena mi
celular, la resaca no me permite divisar de quien es la llamada, pero asumo que
es Bayardo, con quien debía encontrarme en el terminal terrestre, para tomar un
bus que nos llevase a Guaranda.
- ¿Qué fue gil, a qué hora llegas?
- Chukcha loco, estoy todavía pluto, les
alcanzo mejor en Guaranda.
- Verga este man. Ya allá nos vemos.
Así que decido descansar mejor mi
resaca. El plan era despertarme a las nueve para viajar a las 10, y estar
aproximadamente a las 3 de la tarde en Guaranda, lugar en que se desarrollaría
el Guaranda Metal Fest, donde Doro Pech y Grave Digger se presentaban en uno de
los grandes conciertos de Heavy Metal.
El plan no fue así, me desperté a las
10, ingresé al Facebook a ver quién se iba a Guaranda, Nos vemos, me voy a Guaranda, leo en el muro de Leito Akd, el pana
Shasho se iba y me puse en contacto con él.
- Salgo en 30 minutos.
- De una, entonces topemos en el
terminal a las 11.
- Dale, te espero.
- Llevarás chelas para ir tomando en el
viaje, ando chuchaqui.
- Yo también loco. Pilas, allá nos
vemos.
Estaba resuelto, no iba a viajar solo.
Llegué a eso de las 11 de la mañana al terminal terrestre, lo primero que me
encontré fue que no había boletos para Guaranda, una cola, de más o menos unas
100 personas, habidas de pasar un momento agradable, en estas vacaciones con
sus familias. Me puse a la fila, pasaron 15 minutos y llegó el Shasho, qué chucha estamos haciendo acá, vamos a
Latacunga, de ahí a Ambato y tomamos un bus para Guaranda, acá no va ver nada,
no seas gil. Acepté la propuesta, tenía razón en 3 minutos compramos los
boletos para Latacunga. Lo que no teníamos presupuestado era que lo mismo
hicieron unas 200 personas antes de eso. Una larga fila esperaba un ausente bus
que nos sacara de ese imperioso lugar.
Como la espera fue larga, los cigarros
nos acompañaban en la fila, Shasho se hizo amigo de una niña, que al igual que
nosotros, esperaba. Nunca olvidaré a esta niña. Mónica, 26 años, atractiva, nos
contó que se iba a Latacunga, a un lugar llamado La piedra colorada, debía retirarle a una sobrina y traerle a
Quito. Allá le esperaban a la una de la tarde, la fila nos daba ya el medio
día.
Después de permanecer casi por dos horas
en la fila del terminal, llegó nuestro turno de tomar un bus. Me senté a lado
de Mónica, para que el viaje vaya más calmado y con la quietud de una buena
conversación.
Doro Pech. Foto tomada de la cuenta de facebook de La heavy rock radio. |
3
Luego de la larga travesía hasta llegar
a Guaranda, alrededor de las siete de la noche, la gente que rodeaba el
escenario, un estadio parroquial, se mostraba alegre. Cervezas iban y venían.
Salchipapas y cigarros. Encontré a mucha gente de Quito en el lugar. En mayor
cantidad jóvenes roqueros de la costa. El sonido se escuchaba con claridad en
las afueras. Hubo buena seguridad. La lluvia amainaba de a poco.
Luego de encontrarnos con Bayardo y el
Maila, y tomarnos unas cuantas cervezas ingresamos a la localidad, no sin antes
celebrar ver a dos grandes exponentes del Heavy Metal por tres dólares, hemos
visto la cantidad de conciertos mediocres que se han realizado a costos
exageradamente altos, acá en un festival de metal, a un precio demasiado
accesible.
Faltando 10 minutos para las ocho
hicimos nuestro ingreso, y en escena estaban los quiteños Avatar, canciones
como El jinete de la destrucción, coreaban junto a la gente, que para ese
instante se internaban en el estadio. Calculo unas 3000 personas estaban en el
lugar a esas horas del concierto.
Luego entraron a escena los Ente,
aclamados con euforia por las personas. Alrededor de unos 30 minutos duró el
show de estos quiteños. En esa transición, el público asistente comenzó a
corear ole/ ole/ ole/ Grave Digger/ Grave
Digger.
La gente que estaba en las afueras
ingresaba al estadio, y ya eran unas 3500 personas. Todavía muy poco para
recibir a este gran festival, que viene tomando fuerza en la escena metalera. Pero
es algo característico en la escena metalera, fuera de los Mago de Oz, WayCry,
Rata Blanca, las bandas europeas se presentan con poca cantidad de gente, ya
vivimos el caso con Raphsody, Stratovarius, Edguy, Hellowen, Hamerfall; ahora
con Doro y Grave. Pero los que estuvimos ahí disfrutamos de este gran show.
Con un intro, de aproximadamente un
minuto, salió el ícono del Power Metal, el cavador de tumbas, atrás como una
mano onírica, el sonido de las gaitas se hacían presente en Guaranda. Para luego aparecer en escena Grave Digger,
comandados por el mítico Chris Boltendal. Las manos en alto, e iniciaba la
destrucción con The Brave/Scontland United, del álbum Tunes of War. Una banda
que sabe manejar el escenario: la mímica, a pesar de la distancia del lenguaje,
Chris intentó de todas maneras para poder interactuar con el público. Canciones
como The dark of the sun o Valhalla fueron coreados por el público, seguidora
de esta épica y potente banda de Heavy/Power Metal.
La gente se apostó al escenario, los
huesos se espabilaban a cada acorde de este duro del Metal. El momento de
catarsis fue en el himno del metal: Heavy Metal Breakdown.
Alrededor de una hora duró el show de
estos alemanes. Ahora a esperar el plato fuerte del concierto, Doro Pech. La
grandiosa Doro, con la cual muchos de roqueros crecimos y nos enamoramos de su
voz, de su atuendo de cuero negro metal; sus cadenas, su cabello rubio, y su
manera de interpretar el Heavy.
De apoco, I Rule the Ruins se comenzó a
escuchar y en escena apareció Doro Pech. Mis amigos que estaban a lado mío se
perdieron, todos querían estar cerca de esta mítica cantante. ¿Cómo desatar el
llanto de la nostalgia si una bandada de pájaros fotografiaba mis huesos de la
infancia? Si, en ese momento mi cabeza realizaba el encuentro con el pasado,
con aquella sombra que perturba, imágenes diáfanas. Doro estaba en un escenario
en el Ecuador. A la mierda Metallica y sus posers fans. Acá, ante poco público
estaba la Diosa del Metal.
Con un saludo a la gente de Ecuador, y
con su característica emotividad, sonó Burning the Witches. Para eso, el
público había perdido la cabeza. Los puños sobresalían por sobre sus cabezas,
como desafiando a ese dios que habita en las tinieblas del paraíso.
La adrenalina comenzaba a subir cuando
se interpretaba Fight for rock. Hasta eso, se advenía la medianoche, y los
efectos del licor se hacían presentes, pero la magia continuaba. Varios temas
se deslizaban por los aires de esta Guaranda, que se convierte en fortín del
verdadero metal en Ecuador.
Hasta que un solo de batería, casi por
la mitad del concierto daba un poco de descanso a la gente, que habida de Heavy
Metal no descansaba ni un solo momento. Cuando la quietud se asentaba en el
concierto, Hero sonó, luego lo mejor de Doro, Breaking the law, hasta ese
momento la quietud era un pájaro ebrio. Doro había destrozado nuestras cabezas.
Para terminar esta primera parte Al we are, una de las canciones más hermosas
que tiene Doro. De ahí, con 15 minutos más en el escenario, Doro dio por
finalizado su show. Pero siempre queda ese silencio, en espera de que los
grupos se apiaden y nos den unos minutos más de destrucción a nuestras cabezas.
La verdad sea dicha. A la mierda los
posers que no vinieron a este concierto, a la mierda los posers que solo
asisten a esos conciertos mediáticos.
Doro Pech. Foto tomada de la cuenta de facebook de La heavy rock radio. |
4
Ahora a festejar el carnaval. Salimos
del concierto, con sudor y ebrios de Heavy Metal (y ebrios por ese bendito
pájaro azul), caminamos, a veces saludando a la gente que se reconocía. Una
llamada a mi celular.
Vengan
a Chimbo, acá estamos festejando el carnaval.
Esta es otra historia.
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