Por Cristian López Talavera
El sol quema
los rostros en la tarde de Quito, son las cuatro de la tarde. Me encuentro en
las canchas de la Magdalena, barrio al sur de la capital ecuatoriana, aquí se
desarrolla desde hace unos ocho años el campeonato de IndorRock, los fines de
semana. En las paredes que colindan con el Colegio Amazonas se pueden observar
íconos de Bandas de Metal, con nombres variados que representan a los equipos que participan en el campeonato: Todos Tocan,
Tren Loco, Tatto Quito, Descontrolados, pero hay uno que está firme, sus
colores rojo y negro han permanecido por el paso del tiempo, y en palabras
grandes: Fábrica Rock.
A más de ser
un equipo de fútbol, Fábrica Rock se ha instalado como la empresa pionera en la
realización de conciertos nacionales e internacionales de metal en el Ecuador.
Son las cuatro de la tarde y espero la llegada de Fredy Achig, más conocido
como el Baba, quien está al frente de esta empresa.
“Espérame unos 15 minutos, estoy llegando”;
un mensaje a mi celular. Me dirijo a una tienda cercana y compro un Malboro
Rojo. Prendo el cigarrillo, mientras doy la primera aspirada le pregunto al
señor de la tienda sobre el campeonato de IndorRock, “ya los jóvenes años vienen jugando acá, han mejorado mucho, hasta las
chicas jugaban; no sé qué les pasaría”. Le pregunto sobre si existe
violencia en ellos, “como todo en el
fútbol, se mandan al diablo, pero luego acá vienen a tomar las cervezas, buenos
consumistas son”, mientras de su rostro emerge una sonrisa tibia. Le pido
una agua embotellada, y otro mensaje a mi celular; “¿sigues acá? Te espero en la cancha del Indor.”
Le cancelo al
vecino, así me había llamado el señor de la tienda, y cruzo la calle para
encontrarme con el Baba. Lo miro a lo lejos y hago señales para que se acerque.
Saludamos. Le hago una broma sobre su barba abultada y canosa. Hace mucho que
no conversaba con él, antes éramos rivales en la cancha del IndorRock, yo con
mi equipo Iracundos, el Baba con Fábrica Rock. Antes de iniciar el diálogo
recordamos de cómo era el Metal Ecuatoriano, tiempos atrás, el cambio en la
visión de las personas sobre esta cultura.
Freddy Achig con Tobías Sammet, de Edguy. |
En la cancha
de tierra permanecen los arcos, no está vacío, niños están trotando alrededor,
entre semana la cancha de la Magdalena no permanece sola, la gente del barrio
se acerca a realizar deporte o a entrenar. “Antes
era difícil hacer conciertos de rock, me dice el Baba, la sociedad no lo aceptaba, no había lugares para las presentaciones,
pero seguimos en este duro camino”, los ojos del Baba se pierden en el
juego de un niño.
Fábrica Rock
en el escenario roquero ecuatoriano tiene una historia de más de 18 años, al
inicio realizando conciertos nacionales, en barrios alejados de la ciudad, pero
de a poco fueron creciendo y la visión fue extendiéndose hasta culminar en lo
que es hoy en día, una de las empresas culturales importantes en Ecuador y
Latinoamérica, abriéndose camino hasta en Europa.
“Al principio éramos un grupo, la idea era ser un
grupo cultural, pero luego me quedo solo con esta idea”,
recuerda. “Ya cuando estaba abierto el
camino, nos atrevimos a trabajar con un grupo internacional, allá por los años
98. Sabíamos en lo que nos estábamos metiendo, nuestro primer grupo grande fue
Kraken, de Colombia”.
Para los
roqueros que vivimos la época de los años 90, los conciertos eran el punto de
encuentro, los lugares donde se realizaban los eventos no eran de los mejores,
casas barriales, coliseos de pueblos alejados de la ciudad, galpones, y siempre
el Norton, con alguno que otro casetor. Por eso, que el Baba me haya hecho
acuerdo de la primera llegada de Kraken a Ecuador me trajo imágenes bellas del
pasado. Este concierto se dio en el Coliseo Julio César Hidalgo, ahí se han albergado
varios conciertos, entre los más importantes Kraken, Rata Blanca, Gillman,
Tierra Santa, y otras bandas más.
“Fue importante la venida de Kraken porque nos dio
la oportunidad de saber que la gente quería ver más conciertos, 2.500 personas
pagaron su entrada. Luego de un tiempo trabajamos nuevamente con Kraken, pero
esta vez incluimos una banda importante en el escenario internacional, Rata
Blanca, de Argentina. Los medios de comunicación por primera vez se hacían eco
de este concierto. Antes no existían las redes sociales, el ambiente era más
bonito”, dice Freddy al recordar cómo él se
preparaba en la realización de un evento.
“Salíamos a pegar los afiches, cachas, tener el
afiche del concierto, hacerle autografiar a tu banda favorita, eso era bacano.
No como ahora, posteas en las redes sociales y se comparte”.
Rata Blanca,
en los años 90, era conocido por canciones como Mujer Amante, La Leyenda del
Hada y el Mago, Solo para amarte; por tanto, la sociedad se interesó en este
evento. Casi 3.000 personas asistieron al Coliseo Julio César Hidalgo. De a poco,
soñábamos con que nuestro país sea el encuentro de grandes conciertos
internacionales, sabíamos que se avecinaba algo grande.
Rata Blanca
fue el gran espacio para pensar en grande, llegó el momento de Ángeles del
Infierno, de España. “En ese momento nos
dimos cuenta que sí existen miles de metalero en el Ecuador, imagínate”, me
dice Freddy, “más de 8.000 personas en el
Coliseo Rumiñahui, los medios de comunicación generaron mucha controversia, nos
decían que hemos traído un grupo satánico, hasta el programa La Televisión,
América Vive hicieron la cobertura”.
El país en los
años 2000 vivió una profunda crisis económica, pero la resistencia de Fábrica
Rock no mermó, así Hammerfall y Hellowen llegaron al Ecuador, dos bandas íconos
del Heavy Metal europeo, con entradas accesibles de 7 y 15 dólares
respectivamente, un lunes y miércoles; lastimosamente para la empresa y para
las bandas, no tuvieron el público esperado, entre los dos conciertos no
completaron las 1500 personas. El día del concierto de Hammerfall hubo paro de
transportistas. Esto lo recuerda con tristeza Freddy: “fue un momento desastroso para Fábrica Rock, tuvimos momentos críticos
porque quedamos endeudados, jamás pudimos resarcir esta deuda”.
La visión de
Freddy es clara, “antes los conciertos de
rock era cuestión de productoras ahora son procesos de gestión cultural, esto
fue importante para que la gente que no ha escuchado este tipo de música tenga
respeto a esta expresión cultural”.
Ecuador ha
sentido el desarrollo del que habla Freddy, el cambio en el paradigma del
pensamiento de la ciudadanía hacia los roqueros ha cambiado, es por eso que
podemos presenciar conciertos grandes, la llegada de Ozzy Osborne, la de Iron
Maiden, Metallica, Megadeth, esto genera grandes expectativas en la escena metalera.
Pero todavía
falta que la escena metalera cambie su comportamiento, Baba explica que existe
un fenómeno, “mientras en otros países,
dígase Colombia, Perú, cuando se hace un concierto se llenan escenarios y no
para que gane la productora sino que gane en conjunto: público, banda, y
productora, pero en Ecuador existe el llamado quemeimportismo: gente que no
quiere vivir las bandas, se acostumbra a escuchar su Cd, o gastar su dinero en
un bar escuchando a bandas y no disfrutar de un show que puede quedar en su
memoria y legado para sus hijos. En Ecuador hay gente que no quiere asistir a
los conciertos, este es el contra”.
A pesar de las
avenencias, Fábrica Rock no claudica, anuncia la llegada de Iced Earth a
Ecuador en el Parque Bicentenario este 27 de marzo a las 19H00. Y es ese
compromiso de nosotros los roqueros apoyar todas estas iniciativas, este 2014
se viene con conciertos grandes, Fábrica Rock es participe de ellos Grave
Digger, Doro Pesh, Iced Earth, son una muestra de ello.
Salud, y nos
vemos en Iced Earth.