Dentro de las propuestas comunicacionales de
reciente visibilización en Ecuador, Nohay quien nos pare resulta una alternativa a la que se debe poner atención,
sea por su estilo, por sus secciones y por la percepción que posee su editor,
respecto al movimiento rock metalero de su país.
Y es que este blog de nombre particular, es
otra de las escasas opciones que se presentan a las bandas ecuatorianas y de
otros lares, interesadas en dar a conocer su trabajo.
Luis Fernando Fonseca, editor y responsable de
la dirección de este blog, dialogó en torno al oficio del periodista rock
metalero. El resultado: información clave para todos aquellos profesionales de
la comunicación que buscan especializarse en la difusión y tratamiento del rock
y metal.
No hay quien nos pare es un blog que desde el 2010 viene desarrollando periodismo metalero
ecuatoriano ¿debido a qué necesidades nace este medio de comunicación?
Ante todo responde a la intención de narrar las
vivencias de esta cultura desde su interior y a expresar las inquietudes
propias de sus autores como metaleros.
El hecho de que el metal no pase por los medios
masivos de comunicación ha determinado que la información relacionada circule a
través de otros canales (soportes) que podrían denominarse alternativos. En
este punto surge la imperiosa necesidad de darle un tratamiento desde el
periodismo especializado a todo lo que tiene que ver con el rock. No basta con
publicar y difundir información de lo que se produce en esta cultura, hay que
darle un contexto y un tratamiento profundo a sus prácticas, estética y
apropiaciones.
Ser periodista metalero no es
cuestión de proponérselo es también capacitación y constante trabajo ¿cuál es tu
formación periodística y cuál crees es el aporte de tu blog?
Egresé de la Facultad de Comunicación Social de
la Universidad Central (FACSO-Q) en 2011. He trabajado en investigación de la comunicación
(CIESPAL) y creo que este oficio es una labor que no puede limitarse al estudio
y puesta en marcha de una carrera como tampoco a un horario establecido. Exige
un compromiso más profundo en el que el ser autodidacta es casi una condición;
de ahí mi interés por todo lo que tiene que ver con las teorías de la comunicación,
las tendencias narrativas y los productos comunicacionales.
Mi propuesta va encaminada a desarrollar el
periodismo narrativo que va ganando espacios en América Latina. El tener mayor
presencia en Internet, magazines o fanzines que en otros medios no debe ir
en detrimento de la calidad de los contenidos que allí se publican. Al
contrario, habría que considerar que el no responder a una gran empresa de
comunicación -a sus propietarios, auspiciantes, intereses particulares- posibilita
la abolición de la censura previa y amplía los enfoques a usar tanto como los
temas a tratar dentro de esta labor.
A la responsabilidad social, inherente a la
producción de mensajes, hay que agregarle el sentido de pertenencia y la
sensibilidad necesaria para su inserción en el movimiento rockero. Ese es el
objetivo de No Hay Quien Nos Pare,
vincularse como propuesta a nuestra cultura con el valor agregado de registrar,
difundir y relatar los hitos que deja la creación de músicos, productores y demás
involucrados.
Tu medio tiene el soporte
digital como gran aliado ¿qué tan necesario es acceder y ejercer un periodismo
digital metalero en nuestros días?
En relación a la escasa y limitada presencia en
radio, televisión y prensa escrita es trascendental el pasar por la multimedia.
Se goza de mayores recursos porque es un soporte que integra varios tipos de
texto: escrito, sonoro, visual y audiovisual. No hay que olvidar que de esta
forma -y aunque el uso de internet está restringido a un grupo minoritario- el
alcance se expande tanto que las productoras y agrupaciones tienen sus propios
espacios.
La diferencia entre un medio independiente en la
red y uno que pertenezca a un sello discográfico o a una banda es que el
primero tendrá como objetivo elaborar mensajes que lleguen de mejor manera a
los cibernautas y, sumado a que esta actividad no se limita a la circulación de
información, puede generar reflexión y diálogo: “no-lugares” que nos ayuden a
enriquecer a esta cultura más allá de lo urbano-local.
“(…) me gustaría que quienes hacemos periodismo real sobre Rock Pesado nos integremos, así se podría pensar en producir para todos los medios imaginables y hasta crear una especie de agencia para suplir ese vacío parcial de difusión e interacción que aqueja a nuestra cultura.”
Luis Fernando junto a Gustavo Zabala, bajista de Tren Loco.
Muchos fanzines, zines y
magazines (y esto más allá de las etiquetas que posean) han caído en el error
de simplemente informar y no de formar ¿qué opinas al respecto?
Me parece cuestionable esto de formar, ya que
para ello hay que asumir que los receptores son pasivos y necesitan que les
digan qué hacer, cómo pensar. Esta costumbre se acerca a ese viejo principio de
“dar voz a quienes no tienen voz” cuando todos la tienen, la diferencia es que
unos gozan del privilegio de difundirla en medios masivos que llegan a grandes
audiencias y otros no. Más que informar hay que darle un valor a lo que se
publica para que no sea desechable, para que sea parte de la cultura y se vea que
hay un esfuerzo detrás. Otro de los clichés que hay que dejar de lado es el de
la imparcialidad que, siendo humanos, es imposible de respetar, más si te
planteas cubrir-retratar una cultura con la que te encuentras plenamente
identificado.
El estar detrás de un medio de
comunicación, sobre todo cuando se mantiene en la línea subterránea, no da
ganancias ¿cómo sostienes tu blog y qué propósitos más allá de lo económico
encuentras en él?
En la actualidad me desempeño como profesor de
un Instituto en la capital, ese salario me ha permitido obtener determinado
tipo de información además de acceder a internet y a algunos eventos; esto no
quiere decir que sea una actividad que se restringe a mis ratos libres sino que
atraviesa toda mi vida, propósito que te hace olvidar lo económico. Al ser una
actividad que está fuera de una estructura o empresa te da plena libertad
creativa y puedes desarrollar otro tipo de proyectos. Queda la satisfacción de
hacer algo por convicción profesional y amor a la cultura, a la música en
particular, eso tiene un gran valor simbólico pero no tiene precio.
No hay que descartar que este ejercicio
periodístico sea rentable a futuro, es algo que se logrará a través del trabajo
constante, pero para eso hace falta integrar un grupo de comunicadores y explorar
otros medios en los que exista una retribución directa, en cada entrega. Hay
que aceptar que si por un lado el internet está desplazando a lo escrito, por
otro en lo virtual no hay quien asegure la subsistencia de un medio, y cualquier
intento de restringir la información en la red a quienes pagan por ella pasa
por la censura.
¿Cuáles son las
características más idóneas, desde tu perspectiva, que debe poseer un
periodista metalero?
Ser coherente con sus principios: lealtad al
Metal Pesado, respeto por sus congéneres, pasión inquebrantable por la música
que ama y defiende... Estoy convencido de lo que dijo Ryszard Kapuściński:
antes de ser periodista hay que ser buena persona y sí, creo que se debe tener
una formación en este campo o, por lo menos, tender a profesionalizarse. Es un
ejercicio de responsabilidad, de consideración a quienes leerán, verán y
escucharán tus mensajes.
¿Crees que las revistas
metaleras ecuatorianas han explotado todo el potencial musical del país?
No lo han
logrado porque aquellas que pudieron hacerlo -no pasan de dos- ya no existen y
su alcance (tiraje, difusión, calidad) fue limitado. El estar junto a las
bandas y con la gente sirve poco si la calidad de lo que se produce en la
revista es nula: distorsiona lo que los músicos quieren manifestar (su arte) y
carece de continuidad por falta de lectores.
Muchas revistas metaleras a
nivel mundial no explotan el 100% la originalidad desde los géneros
periodísticos y siguen un mismo esquema ¿cómo aprecias este punto?
Estoy de acuerdo con tu percepción. En su
mayoría, se limitan a difundir mensajes publicitarios de sellos grandes y
bandas populares sin intervención creativa. Tampoco aprecio el que solo enfoquen
escándalos o acontecimientos que no aportan al crecimiento de la cultura, por
eso no me gusta el sensacionalismo en el que se ha sumergido, por ejemplo, la Heavy Rock, quienes han formado un
círculo en que no se alternan otros géneros que no sean la entrevista o reseñas
de discos y conciertos.
Cabe destacar la labor narrativa de referentes
como Rolling Stone -en sus ediciones
española, mexicana y argentina- o el valor documental y hasta bibliográfico que
tiene la Rock Estatal, también de España.
En América Latina aparecen con frecuencia artículos que reúnen varios géneros
periodísticos, más allá de la normativa que establece el reportaje, como los de
la revista argentina Jedbangers. Es
difícil encontrar estos contenidos en magazines
de menor tirada y calidad pero sobresalen algunas iniciativas, con mucha
historia, como la -también gaucha- Metalica
Zine.
¿Qué tan importante es la
socialización de periodistas con productores, bandas y organizadores de
conciertos?
Es determinante puesto que si se pierde ese
contacto simplemente no hay un acceso total a los eventos, que son los lugares
en donde se eterniza esta cultura. El problema es que muchos no se interesan en
difundir más de lo necesario para convocar asistentes que les den réditos económicos
a sus empresas, organizaciones o asociaciones. No toman en cuenta que al tratar
de temas culturales deberían garantizar el acceso y ser transparentes, más si usan
recursos del Estado.
Pero este tipo de acuerdos (medios-gestores) no
es imprescindible. Varias veces hay que acceder a la información o a las
fuentes e implicados de manera casi clandestina, o simplemente hay cosas más
interesantes que relatar en la calle y en otros lugares que no están limitados
a los espacios que dejan los productores.
En cuanto a las bandas, hay una voluntad expresa
de los músicos de dar la apertura a los medios especializados. Son pocas o van
desapareciendo aquellas agrupaciones que fingen y exigen exclusividad, algo
groseramente raro en nuestro medio.
Uno de los grandes problemas
para decenas de medios de comunicación metaleros es la falta de continuidad
¿cada cuánto se postea en No hay quien nos pare?
No hay una periodicidad definida. Quizá sea una
equivocación no establecerla, por aquello de que fideliza a la audiencia y el
medio adquiere regularidad, pero he preferido que todo lo que se publique sea
pertinente antes que cumplir con plazos que pueden ir en contra de la calidad
en su elaboración.
Finalmente muchos periodistas
metaleros han demostrado desde sus fanzines y zines que se puede cumplir
múltiples funciones y lograr un buen trabajo, por ello ¿cuán necesario es un
equipo de colaboradores en la funcionalidad, en este caso, de un blog?
El estar situados en lo underground no quiere decir que haya que esquivar la calidad y
sumirse en lo precario. Basta observar lo que han hecho muchas productoras
independientes con una buena organización y capacitación continua. Son
requisitos que se hicieron visibles desde los ochenta, como toda esta movida;
los ejemplos van desde Metal Blade
hasta la Nuclear Blast, desde la
legendaria Kerrang! inglesa a la Metal Hammer alemana que hoy tiene una
edición para hispanohablantes. Es el camino al que hay que apuntar.
La falta de continuidad es un síntoma de la
escasez de este tipo de colaboradores, se debe a que estamos dispersos, y el
resultado es una producción desarticulada, fragmentada e incompleta. Ese es el
problema esencial a resolver ya que el oficio periodístico desaparece cuando se
le atribuye su deterioro a “la falta de tiempo”. Por eso me gustaría que
quienes hacemos periodismo real sobre Rock Pesado nos integremos, así se podría
pensar en producir para todos los medios imaginables y hasta crear una especie
de agencia para suplir ese vacío parcial de difusión e interacción que aqueja a
nuestra cultura. Pero para eso será primordial despojarnos del pobre
reconocimiento que se ha obtenido y empezar de cero, con una propuesta y
concepto que aglutinen sino a todos, a la mayoría de periodistas y escritores metaleros.