Angello junto a otros integrantes de la Unión Rockera de Manta. |
El Orgasmatron rock (realizado el sábado
20 de abril) tuvo un final inesperado: la irrupción de la policía para terminar
el concierto, su búsqueda: menores de edad y un permiso de funcionamiento del
show. Lo primero encontró tras la revisión de cédulas, lo segundo no lo halló
porque a sus organizadores: Unión Rockera (UR) los engañaron.
Para conocer un poco más de este
lamentable acontecimiento, contactamos a Angello Belalcazar, integrante de la
UR y a quien se encarceló veinticuatro horas, tal y como si se tratara de un
delincuente.
Angello
¿Cuál fue el argumento de la comisaria para irrumpir en el concierto?
Que presentáramos los permisos correspondientes, los
cuales la persona que nos alquiló el local debió presentarlos tal como nos dijo
el día que se rentó: que el cuerpo de ingenieros eléctricos se
responsabilizaban de aquello. Lo que nunca fue así, hasta el punto de señalar y
llevarme detenido como un delincuente y estar 24 horas privado de mi libertad.
¿Se
pudo evitar un encarcelamiento injusto?
Sí se pudo evitar, si la persona que
rentó el lugar llamaba por teléfono al cuerpo de ingenieros, pero se lavó las
manos y fue quien me señaló como organizador principal.
¿Tomará
alguna medida legal la Unión rockera ante las acciones de clausura y
encarcelamiento?
Sí, esto no puede quedar así, habrá una audiencia
donde la UR (Unión Rockera) estará apelando sobre las mentiras que dijeron
respecto al día de alquiler: que la sede contaba con todos los permisos.
Hemos organizado otros eventos donde nunca hemos
tenido problemas porque siempre hemos sacado permiso, pero esta vez confiamos
en la palabra de esta gente.
Asistentes al Orgasmatron rock. |
Mañana, y como parte de una campaña para
que el tema no quede como un hecho aislado, se publicará en el diario local LaMarea (edición del 24 de abril de 2013), una breve opinión que da cuenta del malestar de este suceso. Ahora lo
preocupante, para organizadores y público, es cómo lograr que los eventos
rockeros y metaleros de la ciudad no vuelvan a ser blanco de clausura. Sí, de
ahora en adelante los permisos que exige la ley estarán ahí, pero ¿se puede
negar la presencia de menores de edad en un evento que precisamente cuenta con
el apoyo de ellos?
Sin duda habrá que regular la venta de
alcohol en cada concierto, puesto que el propósito jamás ha sido el de fomentar
el alcoholismo sino más bien visibilizar a las nuevas agrupaciones y continuar
apoyando a las ya posicionadas.
Tal vez si la ciudad contara con un espacio fijo
donde la comunidad rockera y metalera pueda asistir a eventos que presten todas
las facilidades (como seguridad, camerinos para las bandas, baños) los
conciertos “clandestinos” dejaran de desarrollarse. ¿A quién acudir entonces? Si
desde el mismo GAD (Gobierno Autónomo de Manta) no se ha dado el apoyo necesario
para que el rock y el metal puedan volverse espectáculos familiares, tal y como
lo han hecho con el pasillo y otros géneros musicales. ¿Entonces a quién se
debe solicitar apoyo en una “ciudad que encanta”?
El público, parte esencial de cada concierto. |
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