Los sujetos sociales que se han visibilizado dentro del movimiento rock metalero de Ecuador tienen un mérito: han desarrollado proyectos en pro de apoyar a bandas, de conciliar eventos masivos y gratuitos para que las mismas agrupaciones musicales puedan exponerse y sobre todo se volvieron los rostros representativos de una comunidad.
¿Cómo afecta este hecho al resto de rockeros y metaleros de Ecuador? ¿Cómo se trasgrede a regiones, ciudades y maneras particulares de entender conceptos como “originalidad”? Partamos de que vivimos en un país donde el que no hace no deja hacer, entendida esta lógica como aquella arraigada y deformada idea de que para que una cosa (llámese concierto) tenga validez debe ser pensada, organizada y ejecutada por uno mismo, por ese otro que desde distintos espacios refuta lo que no hizo (pero quiso hacer y guarda la ilusión de algún día lograrlo, aunque no haga nada para esta realización).
Habitamos un país revanchista, y este mismo revanchismo se repite en movimientos sociales y culturales, en este caso los rockeros y metaleros reviven (y cada vez con más furia y poca reflexión) sus conflictos internos y regionalistas (los “monos” y “longos” en una lid mediática que no conduce a nada) en torno a problemas tan básicos como la representatividad. Hay que decirlo, quienes están al frente, quienes han decidido volverse los personajes dentro de ese ámbito “figurativo”, son aquellos que desarrollaron un PROYECTO, quienes encontraron la forma adecuada para que el rock y metal tuviera canales alternativos para difundirse.
Es absurdo criticar una labor que otros no han hecho. Es ridículo apoderarse de aquella “verdad” y juzgar lo que es “original” o no. Nada es puro, menos dentro del movimiento rock metalero de Ecuador. Persiste la hipocresía, una descarada y desfachatada que oculta una simple y banal envidia.
Cuando se proponga nuevo proyectos, aquellas alternativas de cambio, ahí se podrá ir reconociendo a estos nuevos actores sociales que buscan a toda costa y medio lo que otros han ganado: representatividad.